lunes, 2 de mayo de 2011

-Yo te prometo un para siempre, ¿tú me lo prometes? 
-Eso es demasiado tiempo, todo se puede torcer y podemos acabar odiándonos.
-Bueno, aunque te odie, si me necesitas, iré.
-No lo creo... Si me odias no me querrás ver.
-Pues cierro los ojos.
-No me querrás oír...

-Pues no te dejaré hablar.
-¿Entonces?
-Te abrazaré y te diré... ¿Te acuerdas de aquella tarde que te prometí un para siempre? 
Pues lo decía en serio.




Compañero dulce y cruel de la vida. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario