- Con cada vaso de licor que tomas, acabas con cientos de células.
- Pero eso no importa mucho, porque tenemos millones. Primero mueren las de la tristeza, así que estás sonriente. Luego mueren las del silencio y todo lo dices en voz alta, aunque no haya ninguna razón. Pero eso no importa, porque después mueren las de la estupidez y hablas con inteligencia. Y por último, las células de los recuerdos. Ésas son difíciles de matar".
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